CASTILLO DE SANTA CATALINA

CASTILLO DE SANTA CATALINA
Ejerció un papel clave durante las contiendas entre musulmanes y cristianos, pero, además, el Castillo de Santa Catalina tuvo también especial protagonismo durante la Guerra de la Independencia, al convertirse en un importante centro de operaciones para las tropas napoleónicas. Tres fortificaciones llegaron a conformar la antigua fortaleza construida en la cumbre del Cerro de Santa Catalina: el Alcázar Viejo, levantado durante el reinado del Rey Alhamar, el castillo Abrehui y el Alcázar Nuevo, ordenado construir por Fernando III en el siglo XIII.
La imagen que actualmente podemos ver del Castillo de Santa Catalina, de estilo gótico, corresponde más a la que contaba en el medievo que a los cambios hechos por el ejército francés. La fortaleza que hoy podemos visitar tiene una planta casi triangular y está protegida por seis torreones, entre los que destaca la Torre del Homenaje, con 40 metros de altura. Junto a esta, la Torre de las Damas, encargada de proteger el acceso al Castillo; dos torres albarranas (una de las cuales alberga la capilla de Santa Catalina, patrona de la ciudad); la Torre de la Vela, desde cuya azotea se emitían señales luminosas a otros puestos defensivos del entorno, o la última, la Torre de las Troneras. Aquí encontramos otro de los elementos curiosos de la fortaleza, ya que, desde el Medievo, esta torre fue utilizada como letrina, algo no muy común en los castillos de la época y uso que también los franceses optaron por mantener.

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